martes, octubre 10, 2006

LA SEGUNDA JUVENTUD.

Esta tarde en la fruteria , mientras compraba, ha salido el tema del trabajo, la frutera me ha preguntado sobre mi horario. En un rincón de la tienda había un anciano sentado que nos observaba y que en un momento dado de la conversación nos ha interrumpido diciendo "el trabajo es veneno. Mirar como estoy y aprender antes de que sea demasiado tarde". Realmente el señor no podia caminar sin ayuda de una muleta. Su mujer que estaba al lado nos confirmaba esta teoría diciéndonos que su marido habia trabajado demasiado y ahora pagaba las consecuencias, pero en aquellos tiempos... sin querer me han tocado mi fibra más sensible porque tengo tres debilidades, los ancianos, los niños y los animales. El caso es que estos consejos me han hecho sentir morriña de mis abuelos que también me regalaban sus experiencias, sus conclusiones y sus recomendaciones. Me he quedado un ratito conversando con este señor encantador que a pesar de todo no dejaba de sonreir y mi lado más tierno se ha derretido. Cuando me he despedido de él he subido ya completamente nostálgica pensando en mis abuelos y en cuanto los echo de menos. Yo creo que casi todos los que hemos disfrutado de nuestros abuelos guardamos recuerdos, olores y sabores que nos acompañan de por vida y por eso, por lo especiales que son, por la gran herencia que nos dejan en forma de palabras, hoy quería dedicar un hueco de este blog a la segunda juventud, porque ya es hora de que disfruten un poquito. No puede existir nada más enriquecedor que un ratito con nuestros mayores, lo digo por si alguno no se ha dado cuenta de esto, nunca es tarde para aprovechar, charlar unos minutos con ellos y disfrutarlos. En varias ocasiones he podido sentarme en una sala de una residencia de ancianos y he permanecido allí con ellos, observando. En un lugar así te chocas de frente con la realidad, no puedes esconder la cabeza como un avestruz y de golpe comprendes en que deriva una vida, creces y te llenas, porque eso sí, te dan tanto sin pedir nada a cambio que es imposible no sentirte completa a su lado. Mis abuelos ya partieron pero en mi corazón siguen latiendo, están muy presentes.
En la foto estamos mi abuela Cecilia y yo. Estoy terminando por fin su libro. Pongo esta foto porque con esta abuela tenía una relación especial, a veces me hace falta achucharla, abrazarla era como perderse en una nube. También echo de menos todos sus piropos, sus historias, sus risas y sus llantos, pero es tan grande su legado que me parece seguir oyendo su voz. Puede que muchos de ellos no tengan estudios y puede que hablen de épocas, costumbres y mentalidades que tengan poco que ver con las de hoy en día, pero no hace falta decir que la vida les hizo sabios, asi que quien pueda que no pierda ocasión de disfrutar de la compañía de esta segunda juventud, merece la pena¡Hasta la próxima!

1 comentario:

Perico dijo...

En muchos lugares de Africa los abuelos son respetados por ser bibliotecas vivientes con muchas cosas por aportar, sin embargo aquí quedan relegados a la categoría de "mueble". Cada uno que saque sus propias conclusiones...

Saludetes.